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3 Semanas de ausencia + una IVU

  • Foto del escritor: Mom Jacquie
    Mom Jacquie
  • 6 abr 2018
  • 9 Min. de lectura

Hola Mamis y Papis, por acá regresando. Me alegra poder saludarles nuevamente, estuve ausente por un período largo de tiempo debido a que no la he pasado muy bien en estos días. Afortunadamente nada de que preocuparse pero si he estado con malestar, y de eso precisamente es que me gustaría hablarles en este post.

Primer día pero con la mejor actitud!

Hace un par de semanas comencé a sentir un dolor localizado en la parte media de la espalda del lado izquierdo específicamente, lo atribuí a ciertos movimientos que estuve haciendo ese día en casa y me sentí emocionalmente terrible porque pensé que había podido comprometer a mi bebé o lo saludable que gracias a Dios hasta ahora hemos llevado esta etapa. En la noche sentía escalofríos y malestar de fiebre, hasta llegue a pensar que había hecho algo malo, mi esposo me llevó a una clínica, pero no pudieron atenderme así que regresamos a casa con la esperanza de que sudando la fiebre y descansando, se me quitaría todo; sin embargo, al día siguiente lo que sentía ya se había agudizado.


Para ese momento ya había consultado a algunos doctores que conozco acá en Panamá y hasta a mi propio Ginecólogo quien me recomendó fuese al hospital donde lo vemos a él para que me hicieran un par de exámenes y poder descartar ciertas cosas. Luego de un par de horas de espera el doctor de guardia muy amablemente nos atendió, nos examinó, colocó el doppler en mi barriguita y Mati estaba muy bien, pero yo continuaba con fibre y dolor. Hicimos un par de exámenes y me colocaron por vena medicamento para el dolor, el resultado una IVU o Infección de Vías Urinarias.


Según la explicación de todos los doctores a los que consulté, este tipo de infecciones es el pan nuestro de cada día, como dicen ellos, en embarazadas; posterior al descubrimiento y a la terminación del tratamiento endovenoso me mandaron con reposo a casa por un par de días y medicamentos orales para contrarrestar el malestar. Cuál es mi sorpresa? Dos días después aún continuaba con dolor y fiebre por lo que decidí asistir a otra clínica donde hicieron los mismos exámenes y donde insistí para que me hicieran un par más, esto por recomendación de una de mis tías que es doctora y quien me ha tratado toda mi vida.


A esas alturas ya no sabía que pensar, porque aunque la infección continuaba y me cambiaron las pastillas por inyecciones, mi presión estaba por el suelo y permanecía con dolor de cabeza constantemente sin embargo podía hacer todas mis actividades normales. Hasta yo misma me sorprendí de estar perfectamente bien cumpliendo con todos mis compromisos teniendo una presión de 80/40 cuando por este mismo valor en Venezuela una vez me llevaron desmayada y de urgencia a la clínica.


Afortunadamente luego de este tratamiento sentí que me curé y mi presión volvió a la normalidad, de hecho, esa misma semana hicimos un eco para chequear la evolución de Matías y asistimos a nuestro control mensual. El doctor chequeó todos los exámenes y me dijo, si ya te sientes bien es porque lo peor ya pasó, ahora si volvieras a sentirte mal es importante que asistas nuevamente a la clínica para descartar que la IVU haya llegado al riñón; ya que esto si es un escenario por el cual preocuparse.


Llegó la Semana Santa y ya estaba súper emocionada porque aprovecharíamos para descansar y poco a poco ordenar el cuarto para el recibimiento de nuestro hijo, pero como dicen uno propone y Dios dispone, el domingo antes de Semana Santa comencé a sentirme mal nuevamente y para el lunes ya fue demasiado. Asistí a otro lugar en el que me recetaron nuevas inyecciones e Ibuprofeno, el único medicamento para el dolor que puedo tomar por mi alergia al Acetaminofén (Gracias – Es un defecto de fábrica jeje); esto prendió mis alarmas porque mi ginecólogo ya me había comentado que este medicamento sólo podía tomarlo hasta los 3 meses de embarazo y por máximo 3 días bajo supervisión médica.

Me decidí a llamarlo por enésima vez, así como hice todas las veces anteriores antes de iniciar a tomar o dejar que me inyectaran algún medicamento y su orden fue: Inyéctate sólo la de hoy y toma sólo 1 Ibuprofeno, mañana temprano ve hasta el Hospital Santo Tomas a la Emergencia de Maternidad y allí te harán exámenes más detallados para descartar una Pielonefritis.


WOW!!!! No entendía muy bien que pasaba, porque el nombre del diagnóstico era muy raro pero regresé a casa e investigué un poco sobre ello y pregunté a mi tía también. Esto fue lo que conseguí, la Pielonefritis es una infección de vías urinarias superior que se genera por la entrada de gérmenes a través de los uréteres que comunican el riñón con la vejiga causando lo que yo sentía, dolor de espalda y fiebre porque el sistema inmunológico está luchando contra cuerpos extraños que interfieren con su buen funcionamiento. Puede denominarse complicada o no dependiendo de si afecta o no la anatomía funcional del órgano, repetidos episodios de cistitis o cálculos – piedras en el riñón aumentan las posibilidades de tenerla y el 60% de los pacientes con una IVU son diagnosticados posteriormente con una pielonefritis.


¿Cómo se puede evitar?

En condiciones normales un doctor recomendaría evitar baños públicos, aunque no te sientes, lavar siempre tus partes cuando defecas porque mucho de los gérmenes que inician una infección urinaria son fecales, en el caso de las mujeres evitar el uso constante de ropa íntima diminuta por la cercanía que tiene, en muchos cuerpos, la uretra del ano, entre otras cosas.


Pero en embarazadas, nada es en condiciones normales, primero el cuerpo comparte defensas con otro ser humano que además está en formación, eso de por sí ya hace a la madre un poco más frágil y delicada en cuanto a su sistema inmunológico, segundo las hormonas de la madre cambian casi por completo, dan un giro grande y como digo nada es normal, ojo no es que todo es impredecible, pero el cuerpo tiende a estar más propenso a enfermarse o a sentirse mal, y tercero durante el embarazo las constantes idas al baño son un detonante para situaciones como estas.


En conclusión y según los médicos, por más que cuidemos la ropa interior que nos ponemos, evitemos ir a baños públicos, lavemos nuestras partes constantemente, etc, es casi imposible que no se presente una IVU, obviamente no todas las mamás son iguales, pero es más común de lo que imaginamos. Al menos en mi caso jamás sentía ardor al orinar ni molestias de nada, de hecho, creo que es la segunda o tercera infección urinaria que me da en toda mi vida, algunas se evidencian como me pasó a mí en esta ocasión y otras no lo hacen y terminas enterándote cuando vas a tu chequeo anual.


IVU y Pielonefritis – Diagnóstico y tratamiento

Pues una infección urinaria de las normalitas por así decirlo, se evidencia con un examen de orina (el cual está listo en 45min quizás una hora) y se descarta un mayor inconveniente con un urocultivo (el resultado de éste tarda de 2 a 5 días dependiendo de si existen bacterias o no), nada del más allá el primero es tomar una muestra de orina en un envase y listo y el segundo es un poco más detallado porque hacen un cultivo de esa muestra que colocas en un envase esterilizado y determinan qué tipo de bacterias existen y cuáles serían los antibióticos con los que combatirlas. La mayoría de las veces nos percatamos de que puede existir una IVU porque notamos ardor o molestias al orinar.


Se pueden eliminar con tratamiento oral o pastillas cada 12, 8 o 6 horas según lo recete el médico y no es necesario un ginecólogo o un urólogo para obtener un diagnóstico o tratamiento, los médicos generales están en la capacidad de ejercer este rol.


En cuanto a la Pielonefritis los síntomas suelen ser más agudos, puedes experimentar molestias y ardor también y éste diagnóstico viene acompañado de fiebre, escalofríos y dolor en la espalda al nivel del riñón. Suele determinarse con exámenes urinarios al igual que las IVU pero se requiere una muestra mucho más pura por lo que se introduce una especie de tubito por la uretra luego de haber esterilizado bien el área (muchas personas comentan que este procedimiento molesta más en hombres que en mujeres), si es algo incómodo pero no tanto como los síntomas.


El tratamiento es estrictamente necesario en un hospital con supervisión de médicos y enfermeras porque debe realizarse de manera endovenosa, cada 6 u 8 horas y aunque no lo crean es mucho más recomendable bañarse para ayudar al cuerpo a bajar la fiebre y no taparse en lo absoluto, contrariamente a lo que decían nuestras madres y abuelas, y a lo que yo fielmente creía, arroparse y cubrirse no es la mejor opción porque estar caliente por dentro y por fuera puede traer como consecuencia una convulsión y en embarazadas esto puede ser super delicado.


Mi experiencia.

Luego de haber llegado a urgencias en el hospital de la ciudad, mi esperanza de que me enviaran a casa con tratamiento inyectable aún seguía intacta, de hecho, hasta después de esperar un par de horas yo creía fervientemente que regresaría ese mismo día. Para mi sorpresa las doctoras que me atendieron me dijeron que la infección estaba muy avanzada y que era necesario ser monitoreada, pasar el tratamiento por vena y estar allí al menos 3 o 4 días.


En ese momento no sabía que pensar, me sentí un poco desprotegida por varias cosas; Gracias a Dios nunca me ha tocado estar hospitalizada realmente en Venezuela mis tíos y mi abuelo materno son médicos y ellos siempre han sido quienes han tratado mis enfermedades que de por sí han sido gripes o cuando mucho una amibiasis. No puedo negar que se me arrugó el corazón porque nadie estaría conmigo y no sabía realmente a lo que me enfrentaría obviamente sabía que no era nada malo, pero todo era nuevo para mí.


En resumidas cuentas, el procedimiento fue el siguiente, las enfermeras me mandaron a lavar mis partes íntimas y a ponerme una bata además de solicitar a mis familiares me llevaran algo de ropa para los días que estaría allí. Comenzaron el tratamiento por vena y me subieron a una sala en la que habían más mamis embarazadas como yo, de diferentes edades y con diferentes diagnósticos; las visitas son a las 11am por media hora nada más y sólo un familiar y las otras son de 6 a 7pm la cantidad de familiares que quieran presentarse.


Saber que ya llegaba la hora de la visita era reconfortante porque era como inyectarte energías y mucho ánimo, el estar allí con otras chicas no es malo, al contrario, te hace entender muchas cosas y dar gracias a Dios por todo lo que sucede, aunque en ese momento no entiendas el porqué de ellas; sin embargo, el calor de la familia no tiene comparación.


Los días siguientes se desarrollaron igual, en las mañanas pasaba un interno que tomaba la presión de cada mamá y monitoreaba a los bebés de cada una, luego llegaba el ginecólogo encargado de la sala y chequeaba a las mamás una por una con su respectivo expediente. Durante el día a las 6am, a la 1pm y a las 4pm llevaban las comidas de cada una con una bebida; en el hospital al que fui hay aproximadamente unos 3 grupos de enfermeras y en cada cambio de turno pasaban por cada cama exponiendo el caso de cada una y haciendo un par de preguntas de rutina para confirmar que todo anduviera bien, además cada 2 o 3 horas monitoreaban nuestras temperaturas y tratamientos.


Particularmente, sólo el martes tuve fiebre muy alta, el resto de los días gracias a Dios mis temperaturas fueron super normales por lo que al segundo día de estadía el doctor pidió un eco para chequear nuevamente a Matías (salió perfecto, de hecho, se movió más que nunca y tuvieron muy buenas vistas) y que hicieran nuevamente los exámenes de sangre y orina para comprobar la mejoría y que pudieran darme de alta.


Sólo pasé 3 días y 2 noches hospitalizada, y me mandaron a casa con medicamentos orales para terminar de erradicar las bacterias, mucha agua y descanso, pero les confieso que tan sólo saber que regresaría a casa ya era para mí un gran alivio.


¿Qué pude sacar de este episodio? Sin duda alguna, todo lo positivo que se puede rescatar de una situación así. Héctor y yo decidimos que ese será el lugar en el que demos a luz, es de los mejores hospitales públicos de la ciudad y aunque nos quede lejitos resolveremos poder llegar cuando sea el momento. Muchas son las cosas que escuchamos de otras personas acerca del hospital pero nada mejor que la experiencia de primera mano que pudimos tener nosotros mismos, lo que más me encantó es que siempre hay gente al pendiente, obviamente no es que están a tu lado 24/7 pero el hecho de que hagan rondas y cumplan con los procedimientos ya es bastante; además somos muy afortunados porque nuestro ginecólogo es encargado de una de las salas del mismo piso donde estuve así que prácticamente me monitoreó él casi siempre.


La clave de todo es la actitud que tengamos para enfrentar las pruebas que Dios nos pone en el camino y creo que eso fue lo que nos ayudó a sobrellevar la situación, no les voy a negar que la segunda noche me quebré cuando mi esposo se fue luego de visitarnos, pero creo que es algo normal porque somos seres humanos no somos de piedra. Ahora estamos mucho más preparados para nuestro parto, sabemos qué necesitamos y que no, cómo son los procedimientos del hospital, las visitas, la comida, y a qué realmente nos enfrentamos.


Gracias Dios porque regresamos a casita con bien.


Gracias por esta experiencia y por las cosas positivas que pudimos rescatar de ella.


Espero que todo esto que les cuento les funcione a los papis que me leen o a los familiares de ellos, no quisiera que nadie tuviera que lidiar con una pielonefritis porque sentirse mal no es nada lindo pero al menos ya podemos estar preparados.


Nos leemos pronto.


Con cariño, Jacquie!

 
 
 

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